Compartimos con vosotros esta bonita reflexión de Edurne San Miguel, fisioterapeuta Y parte del equipo multidisciplinar que trabaja en Residencia Beloso Alto.
El otro día, me preguntaba qué pensarían los residentes sobre la fisioterapia, qué les aporta. Por esta razón, decidí preguntárselo a ellos directamente. Algunas de las respuestas que obtuve fueron: mejorar del cuerpo, practicar ejercicio, rehabilitar huesos y músculos… pero hubo una que me gustó mucho: calidad de vida. Y me gustó porque coincide con mi visión y mi objetivo con ellas y ellos: mejorar su calidad de vida en esta etapa.
La fisioterapia geriátrica es, en muchas ocasiones, la gran olvidada entre las especialidades y no se le suele prestar mucha atención. Como profesional, parece más atractiva la idea de rehabilitar a grandes deportistas, que se recuperen para las competiciones o lograr fortalecer el suelo pélvico de una mujer después del parto. Sin embargo, yo me paro a pensar y veo en las personas mayores el mayor reto. Durante la carrera, aprendemos fisioterapia musculoesquelética, cardiorrespiratoria, uroginecológica, deportiva, neurológica y cuando crees que sabes de todas las especialidades, llega la fisioterapia geriátrica para ponerte a prueba y ver si eres capaz de tratar a una persona con varias patologías. Esta idea puede asustar y nos lleva en la mayoría de ocasiones a fragilizar a los ancianos.
Para mí, este es el mayor error. Fragilizar a personas que nos llevan toda una vida de ventaja. Personas que han trabajado duro para salir adelante, que han superado todo tipo de situaciones, personas que, confirmo, tienen mucha más fuerza de lo que creemos. Así que es hora de dejar de lado esta idea, de ponernos manos a la obra y motivarles para que no dejen de moverse. Es hora de comenzar a fortalecer sus músculos, darles mancuernas, lastres, gomas… los mismos ejercicios que se plantean para deportistas se pueden adaptar en ancianos con la diferencia de que lograr una sentadilla para ellos significa mantener la autonomía por ejemplo para sentarse y levantarse del urinario a la hora de ir al baño. Ejercitar los músculos del brazo significa para ellos seguir peinándose solos o poder lavarse la cabeza. La gran diferencia es que para ellos todo ejercicio que realizan, y os aseguro que con más ganas y voluntad que nadie, sirve para aportar como bien dijo una residente, calidad de vida, sentirse activos y autónomos y para mí esto es el verdadero objetivo de la fisioterapia.