Como cada martes a la tarde, María Puy Mendía Goicoechea, de 93 años, coge su guitarra, reparte las letras de las canciones entre su público, y ameniza a residentes y visitantes en Residencia Beloso Alto.
Desde muy pequeña, en su casa donde había un piano, ella ya tocaba sin ningún tipo de formación. Hasta que no ingresó en las Hermanas de la Compasión, en 1952, no pudo estudiar la carrera de piano, primero en Vitoria y más tarde en Bilbao.
Una vida dedicada a la formación, primero en Ziordia, donde pasó 8 años enseñando solfeo a las postulantas y dirigiendo un coro; y posteriormente en Erandio, enseñando solfeo en el colegio.
Cuando se jubiló se dedicó a los enfermos, sin dejar de lado la música, una vez a la semana seguía realizando talleres musicales en la residencia de Errandio.
Desde su ingreso en Residencia Beloso Alto, en julio de 2015, comenzó con sus ya tan conocidas sesiones magistrales de los martes.
Cuando le preguntas por la música, con una sonrisa te contesta: ”Con mi música quiero transmitir alegría, me hace feliz, la alegría que doy a los demás repercute en mí”.