El pasado miércoles, el espíritu navideño cobró vida propia durante nuestra tradicional salida al Palacio de Congresos y Auditorio Baluarte. Un nutrido grupo de personas residentes, acompañados por profesionales del centro y familiares, disfrutamos de una mañana dedicada al arte, la tradición y el encuentro compartido.
Un recorrido por la historia y el detalle
La exposición de este año nos sorprendió por su maestría técnica y su sensibilidad. Paseamos entre escenas minuciosamente detalladas que capturaban desde la Anunciación hasta la Adoración de los Reyes Magos.
Cada diorama fue una invitación a la reflexión y al recuerdo; muchos de nosotros comentábamos la asombrosa perspectiva de los paisajes y el realismo de las figuras. Estos «nacimientos» no son solo representaciones religiosas, sino auténticas obras de arte que nos permitieron detenernos y apreciar la belleza de lo hecho a mano.
Un encuentro entre generaciones
Uno de los momentos más especiales de la jornada fue la coincidencia en la sala con varios grupos escolares. Fue una estampa preciosa ver cómo distintas generaciones —niños con ojos llenos de asombro y mayores con la sabiduría de los años— compartíamos un mismo espacio y un mismo objetivo: mantener viva la tradición del belenismo. Ese bullicio de juventud mezclado con nuestra pausa pausada creó una atmósfera de comunidad única, recordándonos que la Navidad es, ante todo, un puente que nos une a todos.
Mucho más que una visita
Regresamos al centro con la satisfacción de haber disfrutado del arte y de haber compartido tiempo de calidad fuera de nuestra rutina diaria. Esta salida no solo nos ha servido para dar la bienvenida oficial a las fiestas, sino para reafirmar nuestro compromiso con la cultura y la convivencia.
«Ver los belenes es volver a la infancia, pero disfrutarlos rodeado de amigos y familia es crear recuerdos nuevos».
