En el Día Mundial del Alzheimer nos sentamos con Lucía Villanueva, terapeuta ocupacional en Residencia Beloso Alto, para que nos cuente cómo trabajan el día a día con los enfermos de Alzheimer.
¿El Alzheimer suele ser causa de ingreso, o acompaña a otros motivos?
Debemos ser conscientes de que una persona con Alzheimer no solo pierde la memoria, va perdiendo muchas otras facultades, como la movilidad. En el día a día, tareas como el aseo, levantarles, darles de comer, resultan tareas pesadas y que hay que hacer con tacto y todos los días.
Estas personas necesitan una cuidado especial que muchas veces en casa no se les puede dar. Siempre debe de haber una persona con ellos y en casa a veces es complicado. Los cuidados que les podemos dar en la residencia, en este sentido, son mucho más cercanos, siempre hay alguien con ellos, gente especializada.
¿Cómo es el día a día de las personas que sufren Alzheimer?
Todo depende de la etapa del Alzheimer en la que se encuentre. En los comienzos generalmente pueden andar solos, comer, vestirse, incluso se acuerdan de asearse. Si el Alzheimer ya está avanzado, la dependencia es total… Mientras una persona pueda hacer algo por si misma es interesante permitirle que siga haciéndolo para que no se le olvide, para intentar detener, o que no vaya tan rápido el avance de la enfermedad.
¿Lleváis a cabo algún tratamiento, actividad especial con ellos?
Les incluimos en un grupo de trabajo en función su grado de demencia, pero no les excluimos. En los casos en los que el estado del Alzheimer es muy avanzado, que prácticamente no responden a estímulos, trabajamos principalmente la estimulación sensorial, para intentar que estén un poco más en contacto con la realidad. Sin embargo, con los residentes que tienen el Alzheimer en una fase leve, trabajamos con actividades cognitiva más complicadas, y actividades físicas.
¿Qué cuidados especiales reciben?
Existen terapias cognitivas, de orientación a la realidad, como el taller del periódico, para que estas funciones no se deterioren muy rápido. También funcionan muy bien las pequeñas estrategias. Te cuento un caso, una mujer con Alzheimer, que nunca se acordaba de cual era su habitación, lo que hicimos con ella fue poner un trocito de tela en el pomo de su puerta, esto le ha valido para orientarse y reconocer perfectamente su habitación.
La música les gusta mucho, la reconocen, la tararean, te la cantan, la recuerdan. En navidad, San Fermín, cumpleaños, con canciones de su época, ves como todos, en mayor o menor medida, cambian su cara y se animan, lo reconocen.
¿Cómo se les debe de tratar?
Se les debe tratar como al resto de ancianos, como a todos. Aunque estén en una fase avanzada se enteran de muchas cosas, ¿quién dice que no sienten?, cariño y amor para todos.
¿Y los demás ancianos de la residencia entienden su enfermedad o también es complicado?
En general todos padecen algún tipo de demencia, enfermedad, y a veces es complicado que lo entiendan. Si hay algún conflicto y se lo explicas a otra persona, lo intentan entender, al final aquí viven, conviven y los que están mejor intentan incluso ayudar, colaboran, tienen paciencia. Pero muchos otros a veces tampoco son conscientes de lo que pasa.
¿Y sus familiares, cómo lo viven?
Hay gente que lo pasa muy mal, sobre todo cuando ven que a nosotros nos reconocen y a ellos no. Es normal, porque a nosotros nos ven cada día, pero a veces cuesta entenderlo. Antes los familiares se echaban más la culpa a ellos mismos, cada vez más van aceptando que es una enfermedad y que nadie tiene culpa de nada. Una persona con Alzheimer no se olvida de alguien por algún motivo concreto, porque sea más o menos importante. Es la enfermedad.
¿Qué es lo más duro?
Creo que lo más duro es que sabes que no va a mejor, es una enfermedad que no tiene cura y hay que aceptarlo. Mi objetivo, como terapeuta ocupacional, en otros ámbitos es mejorar, pero se que en este caso no es posible, mi objetivo en este caso debe ser mantener e intentar que el tiempo que les quede sea en condiciones y de oro.
Un llamamiento en este día especial
A cualquiera le puede tocar, tenemos que ser muy humanos, empatizar mucho con las familias, ponernos en su piel.