Yolanda Pemán, residente de Residencia Beloso Alto, motiva a las mujeres en el Día Internacional de la Mujer.
En Residencia Beloso Alto también celebramos el Día Internacional de la Mujer. En honor a todas las mujeres que se encuentran en la residencia, en esta ocasión damos voz a una de sus historias, una historia de lucha, de esfuerzo y de trabajo diario.
Así, esta mañana de marzo, entrevistamos a Yolanda Pemán, una mujer luchadora frente a todo, natural de Ochagavía, y que vive en la Residencia Beloso Alto desde el 26 de noviembre de 2014.
P- Es una mujer joven, que lleva casi dos años viviendo en la Residencia Beloso Alto, ¿a qué se debió su ingreso?
R- Para entenderlo, tengo que remontarme a unos años atrás. Fue en 2012 cuando mi madre tuvo que ser ingresada por una neumonía. A raíz de esto, tanto a mi padre como a mí nos hicieron una serie de pruebas para ver si teníamos síntomas. En nuestro caso las pruebas dieron negativo en neumonía, sin embargo a mí me diagnosticaron una enfermedad, la de “policitemia vera”.
Tras el diagnóstico, a finales de 2013 comencé con un tratamiento para mi recuperación en la Clínica San Miguel. Sin embargo, no fue tan sencillo, en 2014, por un nervio pinzado en el pie tuve que comenzar un nuevo proceso de rehabilitación en la clínica. Al finalizar estas sesiones, me descubrieron un trombo en la pierna ya muy avanzado y tuve que quedarme ingresada.
Los médicos intentaron salvar la pierna por todo los medios, pero hubo un momento en que ya los doctores vieron que iba a ser imposible. Por lo que para que mi vida no corriese peligro tuvieron que proceder a su amputación, el 12 de noviembre de 2014. Fue un golpe muy duro. Permanecí ingresada hasta el día 26 en la Clínica San Miguel y a partir de ese día vine aquí, a la residencia, y comencé un nuevo proceso de rehabilitación.
P- Desde su ingreso en la residencia, ¿cómo ha sido su evolución?
R- Empezamos con ejercicios suaves, después pasamos a pesa pequeña, pero, gracias a mi empeño, rápidamente tuvimos que cambiar a un tamaño de pesa más grande. Es mucho y muy constante trabajo, pero sigo ilusionada.
P- ¿De dónde saca la fuerza para luchar?
No lo sé, pero nunca me he rendido. Yo creo que la he heredado de mis abuelos. (Explica con una sonrisa).
P- En estos dos años de lucha con tantos contratiempos, ¿no ha habido ningún momento de flaqueo de sus fuerzas?
R_ Nunca. Cada día me levanto pensando en empezar la rehabilitación, en andar, caminar, en seguir y seguir luchando. De hecho cuando me pusieron por primera vez la pierna ortopédica me hizo reacción alérgica y, durante los 15 días que estuve recuperándome, tampoco me rendí, sabía que llegaría el momento de poder usarla. Nunca perdí la esperanza.
P- Usted es claramente una luchadora, pero una luchadora tampoco puede hacerlo sola, ¿no es así?
R- Por supuesto, en todo momento he recibido el cariño y el apoyo de mi familia, de mis amigos. Las enfermeras y doctores también me han tratado muy bien, me han ayudado mucho, la verdad es que se portan de maravilla.
P- Hoy, si volvemos la vista atrás, y ve todo lo que ha avanzado, cómo está ahora, ¿cómo se imagina en los próximos meses?
R- Andando, caminando totalmente sola, sin ayuda, sin muleta.
P- ¿Cuáles son sus sueños futuros?
R- No pienso en el futuro, la vida me ha enseñado en pensar solo en el día a día. Así que el tiempo lo dirá, de momento estoy bien.
P- En el Día Internacional de la Mujer, usted que es una luchadora, ¿qué frase pondría a este día?
R- Sea lo que sea lo que pase, anímate, no ceses en el empeño.